Isla Negra

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Por la potencia evocadora de los objetos que guarda y por su entorno dominado por la presencia del mar, la casa de Isla Negra es una especie de compendio visual y material del imaginario poético de Neruda.

El lugar se llamaba originalmente Las Gaviotas. El poeta lo rebautizó como Isla Negra por el color de sus roqueríos y quizás porque ahí podía aislarse para escribir. Al regresar de Europa a Chile, en 1937, buscaba un lugar para dedicarse a su Canto General, un gran libro sobre la historia y la naturaleza americana. “La costa salvaje de Isla Negra, con el tumultuoso movimiento oceánico, me permitía entregarme con pasión a la empresa de mi nuevo canto”- anotó en sus memorias.

“… Era a media tarde, llegamos a caballo por aquellas soledades… – recuerda el poeta en su libro Una casa en la arena-… Don Eladio iba delante, vadeando el estero de Córdoba (…) Por primera vez sentí como una punzada este olor a invierno marino, mezcla de boldo y arena salada, algas y cardos…

Don Eladio Sobrino fue un marino español que se quedó definitivamente en Chile cuando su barco lo dejó en puerto austral. Él le vendió a Neruda, en 1938, el sitio con una cabaña de piedra. Luego, como escribió el poeta: “la casa fue creciendo, como la gente, como los árboles…”

En el invierno de 1943, con el arquitecto catalán Germán Rodríguez Arias, el poeta inició una serie de ampliaciones que terminaron en marzo de 1945. En ese tiempo no era fácil construir en aquella zona: había que transportar todos lo materiales en carretas de bueyes que debían cruzar por vados el estero de Córdoba.

La primera intervención importante fue la torre sin techo, con reminiscencias de la arquitectura europea mediterránea. Posteriormente el poeta la techó para dejarla como las torres de las casas de Temuco, la ciudad en la que pasó su infancia.

Escribió Neruda: “El océano Pacífico se salía del mapa. No había dónde ponerlo. Era tan grande, desordenado y azul que no cabía en ninguna parte. Por eso lo dejaron frente a mi ventana”.

La casa Isla Negra está inserta en el paisaje costero. Allí el mar con su oleaje, rompientes, playa y roqueríos, reactualizaba la enorme impresión que el poeta tuvo cuando, siendo niño, se enfrentó por primera vez al océano, en Puerto Saavedra. Luego el mar se convertiría en uno de los escenarios míticos de su poesía.

Las colecciones más importantes que se conservan en esta casa, se vinculan con el mar: mascarones de proa, réplicas de veleros, barcos dentro de botellas, caracolas marinas, dientes de cachalote. Hay también espacios que conmemoran su amistad con algunos poetas muertos, cuyos nombres hizo grabar en las vigas del bar. También se muestra a los visitantes otras colecciones, como las de botellas de formas extrañas, máscaras, zapatos antiguos y pipas.

El arquitecto y amigo de Neruda, Sergio Soza proyectó nuevas ampliaciones a partir de 1965: los arcos que unen los cuerpos de la casa, y los recintos que albergan la sala del caballo y la Covacha. Éste era un espacio en el que el poeta se recluía a escribir. Le puso techo de zinc, para escuchar el canto de la lluvia y evocar, nuevamente, las sensaciones de la casa que habitó en su niñez, en el lluvioso sur de Chile.

En la casa de Isla Negra, Neruda escribió parte importante de su obra literaria, reunió allí la mayoría de sus libros y también ejerció la hospitalidad, que es otro de los legados de su infancia sureña.

El poeta siempre festejaba las fiestas patrias. Pese a la situación que vivía el país, luego del golpe de estado, el 18 de septiembre de 1973 llegaron algunos amigos a Isla Negra. Pero sólo traían noticias alarmantes.

Al día siguiente Neruda, ya gravemente enfermo, fue llevado en ambulancia a la capital. Desde donde sólo volvería a Isla Negra en diciembre de 1992, cuando sus restos fueron trasladados allí, junto a los de su esposa, Matilde Urrutia. Este funeral se realizó con todos los honores que merecía el poeta, y con asistencia de las máximas autoridades de la nación. Se cumplió así la voluntad que Neruda había expresado hacía casi cincuenta años en su poema “Disposiciones” de Canto general:

“Compañeros. Enterradme en Isla Negra, frente al mar que conozco. A cada área rugosa de piedras y de olas que mis ojos perdidos no volverán a ver…”

Santuario Santa Teresa de Los Andes

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El Santuario de Santa Teresa de Los Andes está situado en la comuna de Rinconada, Provincia de Los Andes, Chile. Fue construido para albergar a los miles de fieles que desean venerar las reliquias de Santa Teresa de Los Andes, la primera Santa de Chile, debido a que el antiguo Monasterio carmelita de Los Andes ya no daba abasto para recibir a los peregrinos, que iban cada vez en aumento ante la inminencia de la beatificación y posterior canonización de Sor Teresa.

Comenzó a ser edificado el 16 de enero de 1988, día en que se bendijo la primera piedra de la obra, actualmente el santuario se encuentra inconcluso.

Dentro del Santuario se encuentra la cripta, donde descansan los restos de Teresa de Los Andes. Su cuerpo fue trasladado desde el Monasterio de Los Andes el 11 de diciembre de 1988. Al día siguiente, el templo fue consagrado a la Virgen del Carmen en una Eucaristía oficiada por el Nuncio Apostólico de Su Santidad, Monseñor Giulio Einaudi, acompañado del Obispo de la Diócesis de San Felipe, Monseñor Manuel Camilo Vial Risopatrón.

En la cripta se observan sendos murales que relatan la vida y mensaje de Teresa de Los Andes, son obra de la religiosa benedictina Hna. Alejandra Izquierdo, ayudada por el entonces joven muralista Gonzalo Correa. Éste último, también pintó una hermosa alegoría de luz con detalles geométricos, en el ábside del Templo (parte superior del Santuario), donde se venera la imagen de Nuestra Señora del Carmen y bajo la cual está el Tabernáculo con el Santísimo Sacramento.

Los encargados del Templo son, desde mayo de 1988, los Padres Carmelitas y las Hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas.

El Santuario, cuyo rector es el R.P. Erwin Montoya del Campo, O.C.D., recibe anualmente a 230.000 peregrinos, de los cuales más de 17.000 acuden cada año el último sábado de octubre (hasta el 2006), y el penúltimo sábado de octubre (desde el 2007) para la Peregrinación Juvenil “De Chacabuco al Carmelo… Un camino de Santidad”, organizada por la Vicaría de la Esperanza Joven del Arzobispado de Santiago de Chile.

La Fiesta Litúrgica de Santa Teresa de Los Andes es celebrada con gran solemnidad el día 13 de julio de cada año, en la Misa del mediodía, contando con la asistencia de los Señores Obispos, autoridades y numerosos fieles.